¿Tiene David la honda? No, la trajo Claudio

“Casi casi nada me resulta pasajero
Todo prende de mis sueños
Y se acopla en mi espalda
Y así subo muy tranquilo la colina
De la vida”

¿Cómo recordar? Primero romper el silencio y la tristeza, luego secarse las lágrimas y mirar los pasos comunes, las noches y los días nublados. Las largas horas buscando entre muchos o entre pocos los caminos de nuestro pueblo.
Lo haremos a contrapelo de la tradición, a nuestro amigo en el medio de nosotros, de los del comienzo, y de aquellos con los que fuimos encontrándonos.
Lejos, pero tan cerca, un grupo se juntaba para repensar la izquierda, eran los tiempos donde reinaba el menemismo y el dios mercado destruía familias y trabajos. Claudio venía del peronismo ¿se podía desafiar el pensamiento dogmático y tradicional de la izquierda del país sin caer en perder la convicción revolucionaria? ¿se podía mantener las raíces y convicción peronista y fundar con otros una alternativa al menemismo? ¿se podía desde un pequeño grupo desafiar al poder y no solo testimoniar contra él? ¿se podía sin plata, sin padrinos, sin sponsors, juntar monedas para alquilar un local entre todos y pensar desde allí transformar el país? Todos los manuales decían que no, por lo tanto, era el tiempo de romper los manuales, aferrarse a la vida y los sueños, vivir y no sobrevivir. Allí, entre ese grupo de locos estaba Claudio. Serio, a veces callado, de pronto su humor, su solidaridad, su apego a los compañeros. Porque es fácil ser solidario cuando uno está saciado, lo difícil lo que transforma a cada persona y cada colectivo, es ser solidario cuando duele, cuando cuesta, cuando das una parte de vos.
Éramos jóvenes, criticados por izquierda y reprimidos o ignorados por derecha, éramos como chicos de la calle, sin padrinos, débiles, pero mordíamos, desafiábamos las rutinas demasiado instaladas en la política “real”. En tiempos de idolatría al “éxito”, a los famosos, a los que salían en los diarios, unos desconocidos querían desafiar a Goliat. Dirán pero no lo vencieron, es cierto, pero le dimos y le damos pelea.
Porqué comenzar a recordar por allí. Porque esos días de dificultad, de aventuras, de convicciones profundas moldearon a Claudio, nos parieron a todos. Un gen se unió a nuestro adn. Acompañó a Claudio y a cada uno en una larga historia, en las buenas y las malas. En los días que tendíamos las manos para ayudar y en los días que ellas nos servían para aferrarnos y no caer. Hicimos muchas cosas, algunas muy importantes, otras tantas no nos salieron y tantas las hicimos mal. Pero no es tiempo de hablar de ellas.
Cuando había que marchar Claudio portó la bandera, cuando nos toco resistir nos organizaba para ser mejores, cuando nos golpearon nos cuidó. Cuando nos levantábamos y reemprendíamos la marcha él ya estaba de pie. Te vamos a extrañar querido amigo.
Es tiempo de sonreír, es tiempo de cantar.
Es tiempo de abrazarnos en la distancia por una pandemia que odiamos porque entre otras cosas no permitió que nos despidamos de nuestro amigo.
Es tiempo de cantar, de reírnos, de gozar haber caminado junto con Claudio. Un buen tipo. Para los que no creemos en los imprescindibles, Claudio tenía el mayor rango, nuestro amigo es y era un necesario.
Cuando sea el momento, cuando llegue la hora de nuestro pueblo, Claudio volverá a tener la honda y la piedra para derribar a Goliat.

“Debes amar,
El tiempo de los intentos,
Debes amar,
La hora que nunca brilla
Y si no
No pretendas tocar lo cierto”

Alejandro Mosquera – Mónica Mendoza – Boris Casanova – Mónica Acuña – Guillermo Varone Dimitrov Chicho Casanova – Olga Centurión – Marcelo Bembibre – Fernando Basso – Bernardo Carnelli . Stella Maris Catoira – Alfredo Giorno – Ángel Lito Merlo – Enrique Aicardi – Pablo Varone – Ruben Lamas – Emanuel Bembibre – Rubén Magliotti – Diego Badalucco – Miguel Ángel Baños – Pedro Puyol – Beba Camarata – José Parras – Paula Cohn – Silvio Godoy – Carlos Puricheli – Marchelo Mastroiani –